LITERATURAS DEL NORTE DE MÉXICO, RETRATOS DE OTRO MUNDO
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San Luis Potosí, San Luis Potosí. 3 de diciembre de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- “La categoría de literatura del norte es una de las categorías críticas más productivas, exitosas e interesantes de la literatura mexicana en las últimas décadas. En ese sentido, hay una enorme polémica en torno a la cuestión de qué debemos entender por norte o literatura del norte, y toda una serie de elementos que se adhieren a estas etiquetas. Como la idea de literatura del desierto que se manejó mucho en la década de 1980, y también la idea de una literatura fronteriza, etcétera. Todos estos elementos abren una serie de imaginarios en torno a los cuales se generan manifestaciones literarias que van más allá de lo que tradicionalmente se postula: que es una literatura del crimen organizado, por ejemplo”, afirma el doctor Daniel Zavala Medina.
Para el doctor en literatura hispánica por El Colegio de México y miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la exploración de las distintas vertientes que surgen en los estados del norte de México muestran la necesidad de cuestionar los prejuicios y las categorías para plantear si de verdad existe una literatura norteña aparte de la literatura mexicana en general.
“Mi convicción es que no hay una literatura del norte sino una serie de literaturas. Ahora bien, establecer una serie de características en torno a esas literaturas y establecer un corte de estas con las literaturas del centro o del sur, sería muy arriesgado. Pienso que lo que nos corresponde como labor crítica de los estudiosos de la literatura, es ver qué elementos están constituyendo estos fenómenos literarios en sus distintas manifestaciones. Una de las cuestiones que se postulan es que en las literaturas del norte hay una esencia enlazada con el asunto de un paisaje que normalmente es el desierto, además de la especificidad del lenguaje, y de un grupo poblacional con características muy propias”.
Sin embargo, esa visión es una perspectiva heredada del siglo XIX, y que el también profesor investigador de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (FCSyH UASLP) reconoce como útil para reflexionar que no se debe de pensar en las literaturas del norte como fenómenos aislados de otras manifestaciones culturales en México. Porque de lo contrario, esa perspectiva supondría la generación de especificidades culturales a partir de un paisaje, algo que en su momento entonaba con la estructura de las visiones nacionalistas de aquel siglo.
“Es un fenómeno complicado. Por ejemplo, estamos viviendo un periodo de crimen organizado en que el narcotráfico es muy visible, pero me parece que no podemos decir que la literatura del norte es fundamentalmente narcoliteratura. Creo que la visibilidad de esta literatura tiene que ver también con la visibilidad en los medios del fenómeno del narco, que podemos observar también en las llamadas narcoseries, que gozan de una gran popularidad, y que son espejo de un fenómeno que ocurre y que se consume. Entonces resulta que algunas editoriales están promoviendo este tipo de literatura, pero también es un fenómeno que se genera como una especie de exotismo”.
Y eso es interesante porque el caso de la narcoliteratura pareciera a simple vista el producto de una realidad que solo se vive en ese norte mexicano, esa otra región cultural que separamos del centro y del sur del país. Cuando en realidad la violencia se encuentra en todos lados. Hecho que en el norte se nutre del contexto sociopolítico y económico que surge de nuestra vecindad con los Estados Unidos, y sus obsesivas exigencias para controlar la violencia y el crimen organizado dándole mayor visibilidad.
“Me parece que tenemos una buena cantidad de autores que sí nacieron en el norte mismo. En primer lugar, daría el nombre de Martín Luis Guzmán, quien nació en Chihuahua en 1887 y que nos dejó un par de obras fundamentales de la literatura mexicana como son La sombra del caudillo y El águila y la serpiente. En cuanto a literatura del norte más reciente, tenemos autores muy interesantes como Carlos Velázquez (El karma de vivir en el norte) o Julián Herbert (Canción de tumba), que aunque este último no nació allá, es una de las figuras más visibles del fenómeno. Me gusta mucho la obra de Daniel Sada (Casi nunca), David Toscana (El ejército iluminado), Luis Humberto Crosthwaite (Instrucciones para cruzar la frontera), es decir, tenemos un abanico de posibilidades muy, muy interesante”.
La visión femenina del norte: una literatura de violencia y resistencia
“Pienso que la literatura del norte se da en una región que tiene muchas leyendas tanto de México como de los Estados Unidos, y que ha sido romantizada o demonizada como tierra de violencia, matanzas y feminicidios. Y pienso que ahí hay algo que no se lee mucho ni en México ni en los Estados Unidos, pero que es algo que representa la cultura en esta región, donde hay mucho más que las leyendas tanto buenas como malas”, afirma la investigadora Madison Felman-Panagotacos, maestra en literatura y lenguas hispánicas por la Universidad de California Los Ángeles (UCLA).
La investigadora tiene un particular interés en el uso de la ficción como un medio de disidencia política en Argentina y México, lo que le ha llevado a indagar cómo es que los contextos socioculturales latinoamericanos condicionan de manera profunda, tanto en cine como en literatura (por ejemplo, ha trabajado sobre la representación del trauma infantil en la filmografía de Lucrecia Martel), las producciones específicas de ambas geografías. Así, se crean mundos pero también las fronteras de pensamiento, e incluso políticas se derrumban ante la literatura.
“La gente al leer, aprende. Y al aprender de una cultura nueva, es como si se expandiera su conocimiento y sabiduría, como sucedería por ejemplo si una persona que no vive en la frontera comienza a leer literatura sobre la vida cotidiana en la frontera. Pienso que esto puede permitir construir desde la literatura mejores relaciones entre los Estados Unidos y México, e incluso entre regiones dentro de ambos países”.